Esta fue la primera entrevista a José Antonio Meade en la televisión. Fue el 7 de mayo, casi una semana después que la de AMLO. El programa sirvió para rectificar que, en el PRI, no existen asesores en lo relacionado a libros. “No me acuerdo”, fue la frase que se convirtió en viral. En realidad, la respuesta sobre el título de su nuevo libro. 

Destacó que, durante todo el programa, se desmarcara de Enrique Peña Nieto y el PRI, además de basar su discurso en diferenciarse con López Obrador. Y ese fue el fin de Televisa, mostrar la pésima campaña de Meade, al desvincularse del PRI y después sentirlo como ‘parte de’, además del por qué su discurso no contagia y su participación en la Estafa Maestra. 

“¿Hay un priista atrás de la chamarra roja?”, preguntó René Delgado sobre que, hasta hace no mucho, se le empezó a ver con los colores del PRI.

“Atrás de la chamarra roja hay un ciudadano que está haciendo equipo con una coalición para participar en una elección, en el debate habían 124 años de militancia, ninguno de ellos era conmigo”, respondió el ex secretario de Hacienda.

Leo Zuckerman le dijo que el PRI lo ponía para compensar la mala imagen que tenía la marca, pero, por las encuestas, pesaba más la marca que el candidato. Meade sólo respondió que el PRI acompañaba a su candidato siempre. Por eso debía verse un perfil honesto, con experiencia y propuestas.

En ese sentido, López Doriga le dijo que por qué no se reflejaba eso, no trascendía con sus propuestas y todo era a partir de lo que decía AMLO. Y él respondió “yo creo que necesitamos más espacios como este, en donde podamos reflexionar y contrastar”.

¿Qué significaba que René Juárez llegara para suplir a Enrique Ochoa como presidente del PRI?, le recordaron, ya que declaraba el equipo de campaña y el PRI irían en el mismo carril, como si antes no lo fueran. 

“Pues no teníamos esa sintonía... había una falta de coordinación”, admitía Meade.

El inmortal "Pérame"

Con toda la intención, René Delgado le preguntó cuál era su diferencia con Enrique Peña Nieto, y si podía hacerle tres críticas a su gobierno. 

“En materia de seguridad”, respondió Meade. “La impunidad en México es atroz, nos falta presencia”, siguió, al reconocer que hubo impunidad con Peña Nieto y los 32 gobernadores. Sin explicar cuál es la diferencia, concluyó: Tres, dinero. Tenemos que evitar que lleguen las armas y el dinero. Tenemos además que cambiar el entorno de impunidad. Si no pasa nada en México cuando violamos la ley, la ley se va a seguir, si los delincuentes igual que todos los demás, son racionales.”

Meade dijo que nadie en 20 años de servicio público lo había cuestionado. Carlos Loret de Mola le dijo que por omisión sí, en referencia a la investigación de Animal Político que afirma que cuando Rosario Robles fue titular de la Secretaría de Desarrollo Social, se desviaron millones de pesos.

“Pero incorrectamente, a ver aquí están, lo planteamos en La Estafa, ¿dónde está la omisión? 468 funcionarios suspendidos.”, señaló Meade. 

“¿No debió haber caído Rosario Robles?”, recordó Loret.

“No me toca a mí, nada más aclaro, quiero decir que sí me tocaba a mí, a mí lo que me tocaba era coadyuvar con la Auditoría, que hoy podría decir si nosotros en nuestra gestión dejamos de aportar información... y ha reconocido que se le ha aportado toda la información, y la PGR lo mismo, ¿qué me tocaba a mí en Desarrollo Social? Evaluar la política pública”.  

De Romero Deschamps, líder sindical de PEMEX cuestionado por su riqueza y vida de lujos, le preguntaron tres periodistas. Leo Zuckerman sobre de qué estaba acusado, Carlos Loret de Mola sobre si era honesto y René Delgado sobre si era corrupto o digno de su confianza. 

Meade dijo que no estaba acusado, a Loret de Mola le respondió otra cosa y a René Delgado, “si tienes algún elemento que te preocupe de la gestión de Romero Deschamps o del que fuera, denúncialo y que las autoridades jurisdiccionales lo persigan”. 

Un día después de aparecer en Tercer Grado, salió la entrevista de Meade en MILENIO. Predominó la discusión sobre su lugar en las encuestas, el uso de la PGR para atacar a Anaya, así como lo que representa su partido el PRI y el gobierno de Enrique Peña Nieto, con la corrupción de casos como la Estafa Maestra.

El propósito, mostrar que ni remotamente el PRI puede ni debe llegar a la presidencia una vez más. Aquí el papel de Carlos Marín como moderador, fuera del cuestionamiento sobre el uso de la PGR, fue coincidir positivamente cada que oía la palabra PRI, aunque no fuera consultado. 

De su lugar en las encuestas dijo, que, de ser cierto, ¿para qué se harían elecciones? Recordó que en las pasadas presidenciales de Estados Unidos, daban como ganador a Hillary Clinton. O las gubernaturas de Estados que perdió el PRI hace dos años. 

“O sea, ¿no le preocupan las encuestas?”, dijo Azucena Uresti.

“No me preocupan las encuestas, me preocupa perfil y propuesta”, respondió Meade. 

Entonces Carlos Puig recordó el cambio de presidente del PRI, cuando salió Enrique Ochoa. “Algo confiesa hay una pequeña confesión de parte de que algo no anda bien”, argumentaba.

“Claro, por supuesto que tenemos que hacer ajustes, en la campaña se va uno moviendo diario”, acepta y esquivaba el cuestionamiento el candidato del PRI. 

“Que no se sorprendan si ganamos”, fue la frase de los últimos días. Porque obvio, no hay que creer en las encuestas, más que para señalar que, de tan poco fiables, ya hay una estrategia para explicar cómo no funcionaron. No se sorprendan.  

¿Por qué votaríamos por el partido de Peña Nieto para buscar cambio?, le dijo Jesús Silva Herzog.  

'Pérame, Chucho, déjame te contesto”, inició para decir que el cambio tenía varias modalidades. “Hay algunos otros cambios que, a mi juicio, no tienen rumbo, y yo no creo que el carácter de la elección esté definido, yo creo que la elección, al final, va a ser un tema de confianza, ¿quién genera confianza o no en este país en su rumbo?” 

¿El PRI genera confianza?, le dijo Azucena Uresti. 

“Sí genera confianza y te voy a decir por qué, ¿qué es lo que están viendo hoy los mercados? y lo estábamos viendo hoy en la mañana.” 

“Bueno, díganos en la población, no sé si en las élites”, replicó Azucena Uresti. 

'Pérame, Azucena, yo no estoy hablando de las élites, no estoy hablando de los mercados que votan o no. Estoy viendo si los planteamientos generan hacia adelante para la gente, no estoy hablando para las élites, estoy hablando para la gente que está preocupada”... 

Todos entendimos que no le hablaba a las élites, por eso debía confirmarlo dos veces. 

Sobre la Estafa Maestra, como en Tercer Grado, dijo que sabían de ello y denunciaron a funcionarios. 

“Nosotros en la secretaría hicimos nuestras propias auditorías, y eso resultó en que se separaran a más de 460 funcionarios”, argumentó Meade. 

Carlos Puig le cuestionó si eran altos funcionarios, semejante a lo que le dijo Loret de Mola en Televisa. “El oficial mayor de Rosario no supo nada, Rosario no supo nada, ¿ningún subsecretario no supo nada?”, dijo.  

“Carlos, los que se separaron fueron de mi gestión, los demás los está investigando la Auditoría Superior de la Federación y la PGR, no el secretario, ¿al secretario que le toca en su gestión? Revisar lo que está pasando, tomar las medidas correspondientes”..

Hasta ahora, estos funcionarios han sido sancionados. Ninguno con un alto cargo. 

PARA CHECAR: Lo que piensa sobre Peña Nieto, el aborto y la amnistía propuesta por AMLO, que Silva Herzog y Uresti dejan ver su respaldo.

En Casa de Meade con Javier Alatorre

Javier Alatorre lo volvió a hacer. Ahora llegó hasta el refri de la casa de José Antonio Meade. Pero antes, recorrió el conjunto residencial para encontrarse con la casa del candidato presidencial del PRI, ubicada en la colonia Chimalistac, al sur de la ciudad. 

Este programa especial acerca a Meade desde por qué decidió convertirse en servidor público, su catolicisimo, y lo que piensa de las reformas estructurales, además de también conocer a su esposa, Juana Cuevas.  

El papá de José Antonio Meade, funcionario público, fue quien lo motivó a dedicarse a lo mismo, desde una anécdota francamente surrealista.  

“Mi papá nos platicaba que había una reunión de subsecretarios para evaluar si se autorizaba un segundo Kentucky Fried Chicken, decidieron que no, porque ya había uno”, cuenta sobre la época en que México determinaba si abrirse o no al mundo, a finales de los años 80.

Como en casa de Ricardo Anaya, aquí también aparece una virgen. “Somos católicos practicantes, somos una familia de valores, que vive su fe con alegría”, decía Meade. 

“No me imagino a Meade confesándose con sacerdotes...”, consulta Javier Alatorre. Él suelta un breve sí, cuando interviene su esposa Juana. “Tenemos buenos amigos sacerdotes... No es una confesada, es una platicadita, son muy buenas gentes”. 

¿Qué opinan del perdón?, dijo Javier Alatorre, en clara referencia a la amnistía propuesta por AMLO. “El perdón es central en la vida de un católico, en la relación con dios y con el prójimo... Hay una vida en la fe y en la política publica. Lo que toca en política pública es aplicar la ley”, decía el candidato tricolor. 

Entonces habló de dónde estudiaron ellos y sus hijos, en colegios privados. De ganar la presidencia, su objetivo sería que todos los jóvenes acabaran la preparatoria y tuvieran acceso a la educación.

¿Eso ya está considerado con la reforma educativa?, dice el conductor de Azteca.

“Sí”, responde. “Tenemos que pasar en la siguiente administración, de primaria a secundaria, a primaria, secundaria y preparatoria”.

Como ya hablan de las reformas, Alatorre le pregunta si estaría cómodo con ellas. Hay cosas que funcionan y se deben consolidar, explica, otras que no y se deben cambiar. “Seguridad, corrupción y pobreza”, responde sobre qué cambiaría. 

“Fuiste responsable de algunos de estos programas”, recuerda Alatorre. Entonces explica que, cuando estuvo en la Secretaría de Desarrollo Social, 2 millones de mexicanos salieron de la pobreza, e incluso Coneval recomendó que esa estrategia debía continuar, pues había funcionado. Alatorre no le preguntó más y así fueron los últimos minutos del programa.