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Los espacios geográficos determinan múltiples facetas de nuestro presente y nuestro devenir. El espacio que habitamos, partiendo de nuestro cuerpo contiene en sí mismo múltiples significaciones, paradigmas y arquetipos que fungen como herramientas pedagógicas y lúdicas de las que se despliegan múltiples posibilidades de nuestra palmaria expresión corporal.

En La vida sexual de Catherine Millet, la escritora y crítica de arte Catherine Millet, narra los sucesos de una sexualidad contingente que encuentra en los espacios públicos el escenario perfecto para desarrollarse.

Con un título sugerente que nos trasporta de manera inmediata a la intimidad inquebrantable del “otro”, Millet explora las múltiples formas de relacionarnos con nuestro propio cuerpo y con los de los demás. Asimismo, describe la existencia de ciertos lugares que acuñan recuerdos transitorios en donde se refleja todo aquello que ha dejado de ser.

Mediante una prosa orgiástica, La vida sexual de Catherine Millet nos ofrece un panorama multinarrativo y plurisensorial acerca de los límites (o falta de ellos) corporales dentro de un mundo atestado de erotismo y sensualidad.

Catherine Millet no busca la osmosis perfecta entre el cuerpo orgánico y la mente, sino que, mediante una escritura testimonial impávida y libre de escrúpulos, muestra la carente conexión que muchas veces existe entre una y otra y la labor imaginativa que ensambla y conceptualiza cada una de las partes.

Haciendo una analogía entre el cuerpo y el arte, Millet hace de la desnudez un acontecimiento vital en el cual no se involucran los sentimientos amorosos, sino que el vínculo corporal trasciende como un fin en sí mismo exento de justificaciones.

Es difícil encerrar este libro dentro del género erótico ya que, al estar desprovisto de detalladas descripciones táctiles y sensorias, parece más cercano a una nota informativa o periodística sobre una alternativa para vivir la sexualidad.

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