La magia de Richard Brautigan regresa con "Willard y sus trofeos de bolos", humor absurdo que destapa la más íntima cotidianidad.
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Ilustración por Miguel J. Álvarez
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¿De qué va?
Para esta novela, Brautigan se ha sacado de la chistera el siguiente reparto: Una pareja, Bob y Constance, que se aplica, de forma laboriosa y mas bien torpe, a practicas sadomasoquistas... alternadas erraticamente con la lectura de la Antología griega.
Otra pareja, vecina de la anterior, John y Patricia, devotos de Greta Garbo, de los bocadillos de pavo y del show televisivo de Johnny Carson; y los hermanos Logan que, un día lejano,
orgullo de su familia y de su pueblo natal, han jurado venganza eterna contra
los ladrones de sus preciados trofeos de bolos.
Reseña:
La lectura de esta novela es tan fluida como fascinante. Las frases, producto del humor ocurrente de Brautigan, poseen un encanto casi mágico. Así, asombra la parodia y el absurdo que se utiliza en los diálogos de los personajes. Porque el elenco es pura inventiva, dos parejas vecinas tan extrañas como peculiares, junto a unos hermanos medio mensos pero decididos a recuperar sus trofeos de boliche. Y el rey de la novela, un pájaro gigantesco de papel maché. ¿Vale decir que es el tipo de novela con historias independientes?
Como hippie gracioso que fue, este estilo jugueton está más acentuado en esa irreverencia
titulada El monstruo de Hawkline. Si vamos a su obra más popular,
La pesca de la trucha en Norteamérica, resalta lo inconexo y una particular estructura llevada al límite y sorpresa, pero no tanto al disfrute. Si se han leído las dos anteriores, y se llega a
Willard y sus trofeos de bolos, o viceversa, es encontrarse con dos Brautigans igual de interesantes, si bien mi encanto se disparó con esta última historia.
Pensar sus novelas puede ser un acto tan desafiante, como placentero. Porque se ve cómo se divertía al escribir. Su magia está en eso, en gozar si habla de supuestos monstruos que habitan sótanos o pájaros que vigilan trofeos de bolos. Desde esas ocurrencias, destapa actos de la cotidianidad, como las discusiones en una relación amorosa, con varias escenas imperdibles de las dos parejas protagonistas.
Su potente imaginación, que hará visualizar los apartamentos donde se desarrolla la historia, así como los hermanos Logan y el buen pájaro Willard, son parte de su compromiso por llevar la literatura hasta donde sea posible. Pero nunca olvida la alegría ni la ternura, todos elementos disfrazados de una aparente sencillez. Las novelas de Brautigan son relatos conectados, o no, pero lo que sí dan es una cachetada para los lectores de las obras interminables.