Análisis del discurso sobre la carta de Armando Vega-Gil, que puede ser tan creíble como lamentable y engañosa
El #MeTooMúsicosMexicanos acabó con una vida, aseguran. Con una vida importante, la de un músico y escritor reconocido, la de Armando Vega-Gil, quien se suicidó tras una denuncia de abuso sexual, cuando la chica tenía 13 años. Porque hay vidas que importan más que otras. Las de mujeres que son asesinadas, sufren acosos, y se multiplican en testimonios, no tanto. El músico escribió una carta antes de suicidarse. Una firma que desconcierta y con la que acabó su vida, con la petición de que no se culpara a nadie, aunque señalara personajes y movimientos.
El asunto es delicado, pero es necesario contextualizarlo y explorar las ideas de lo que escribió, más aún si se enmarcan en un movimiento colectivo, como es el #MeToo. Primero, el suicidio no llega solo. Suele llevar depresión pero también sucede de forma impulsiva, como señala la
Organización Mundial de la Salud (OMS). Su carta es creíble y engañosa, porque advierte con escenarios negativos, adelantándose a ellos. Igual que Herson Barona en el
#MeTooEscritoresMexicanos muestra un “apoyo” hacia las víctimas, también con la carrera profesional como núcleo.
Analizaré la carta lo más claro y precavido posible, pues hay terceras personas implicadas, como el hijo del músico y las propias víctimas, dentro de un movimiento que sucede y es real. Si no la has leído, a continuación lo puedes hacer.
"Dicha acusación es falsa", es la primera idea donde niega la denuncia, que califica como "muy grave", ya que la víctima tenía 13 años. De inmediato, reconoce ser "una persona pública" que recibe gente, entre ellos menores de edad, a quienes apoya con talleres y otras actividades.
Lo hace porque es uno de sus oficios más importantes, “escribir y cantar para chicos”, además de ser padre de familia. Es comprensible y no cuestionable que reciba menores de edad en su casa, porque es parte de su trabajo. ¿Lo podría hacer un pintor o fotógrafo, o por ser escritor y músico se entiende?
Defiende los derechos de los niños, y está en contra del abuso físico y psicológico. Lo hace “como músico y escritor” (lo refuerza de nuevo), pero además es para "alegrarles sus vidas". ¿Los niños necesitan de un adulto para alegrarse? Profundiza después al decir que trabaja con asociaciones humanitarias, y fondea a “niñas y niños para sus tratamientos”. No detalla si también convivía con ellos, o sólo aportaba con dinero.
La alegría que busca dar sugiere dos vertientes. ¿Una era cercana como músico, para los que tenían la oportunidad e iban a su casa, y otra era lejana, para quienes se recuperaban de una situación complicada? Resulta trascendente mencionarlas, ya que una acredita y permite que exista la otra, al avalarlo como "defensor" para abrir las puertas de su casa, punto crucial de
la denuncia.
Vega-Gil puntualiza que la denuncia es anónima y reconoce que sea así, pero "pone en entredicho toda mi carrera". Otra vez niega que ocurriera. Ahí plantea una propuesta que considera a implicados y no. Habría invitado a la víctima a hablar del asunto. Con pruebas, testigos e incluso las chicas de #MeTooMúsicosMexicanos, para que ella estuviera segura de que no habrían represalías. ¿Por qué lo propone, si sabía que nunca ocurriría? Si no era cierto, ¿no sería de gran ayuda? Tal vez sólo era una planteamiento lanzado al aire.
Después vuelve a reafirmar su compromiso con las mujeres, en alzar la voz para que "nuestro mundo podrido cambie". Su aparente interés va de la mano con que "perderé mis trabajos”. El interés importa en tanto su carrera se vendrá abajo. Pero, ¿cómo estaba tan seguro si se comprobaba que la acusación era falsa? "Mi vida está detenida, no hay salida", añade. Esta frase inquieta, no sólo porque advierte algo irremediable, sino porque es poco común de escuchar en alguien señalado sólo por una denuncia de acoso sexual. Después afirma que lo que venga, será “usado en mi contra”, con las mujeres como las principales víctimas que, reconoce, se sustenta en la realidad.
No niega la idea de las mujeres como principales víctimas, pero la lleva hacia lo que menos desea para su hijo, que sea afectado. Anuncia lo que hará, pero con esto no confieso mi culpabilidad, aclara, sino que es una "declaración de inocencia", porque busca "dejar limpio el camino” que lleve el hijo en su futuro.
Si el hecho era falso, ¿la sola desaparición lo limpia, como mantenerse y enfrentar la mentira, no lo haría? Hay una insinuación oculta, y es que para él pesa más lo que asegura alguien desconocido (víctima) que alguien cercano (padre), hasta ahora todo en singular. Si antes sonaba como una
masculinidad que considera a las mujeres, ahora es todo lo contrario: la inseguridad de quien ya no cree en sí mismo. Y debemos comprenderlo. Después reconoce lo terrible de su decisión, pero es porque vale más "un final terrible que un terror sin final". Aún si se confirmara la mentira, ¿el señalamiento no acabaría nunca?
Luego se disculpa con las mujeres que dañó. También recuerda que trató de ser "congruente” con sus principios. ¿Cuál es la congruencia entre algo que es falso y limpiar un futuro? En tanto la acusación, su vida como hecho individual se detenía por ésta, en que "perderé mis trabajos", "no hay salida".
Que no se culpe a nadie de mi decisión, subraya, por ser consciente y libre. Si era así, ¿para qué dejar claro todo lo anterior, si no fue condicionado por nada? Su carta impacta no sólo en plantear una aparente sensibilidad, sino en (¿no?) prever que su decisión responsabiliza al movimiento, antes que a él. Así como niega las acusaciones de #MeTooMúsicosMexicanos, también pudo pedir su empatía con este, si en verdad apoyaba a las mujeres en general, y no sólo reconocer la violencia ejercida y disculparse, desde el “Yo”. Aunque acepta la denuncia como “un derecho inalienable” de ellas, en su jerarquización no es lo más importante ni al inicio ni en la conclusión, sino en el relleno del texto.
Planteado así, divide lo irremediable de lo evitable. Se dirá que las víctimas ocasionaron su decisión. Incluso en el audio difundido, él lo sugiere. Porque en lo público, que "no se culpe a nadie", pero en lo privado "Ya me hicieron polvo". Y no, la denuncia en #MeTooMúsicosMexicanos no provocó lo que hizo. Un señalamiento no resulta en una frase como “No hay salida”, más bien sería la suma de situaciones vividas, que hacen creer eso. Se pensaría que no pudo platicar con alguien más sobre cómo tratar el asunto, pero el audio revela que sí fue así. La decisión del músico la aclaran atinadamente las chicas de MeTooMúsicaMx en
su comunicado.
Nadie imaginaba este escenario, una muerte tras un señalamiento. Además de la consecuente campaña, cobertura mediática incluida, para denigrar el movimiento. Si Armando Vega-Gil lo buscó o no, ya lo desacreditó, sin poder escuchar más allá de lo que decretó en palabras. Su respuesta no sólo debe quedar como un símbolo, intencionado como limpia de acusación, sino para recordar que esto lleva a un problema de fondo. Si la justicia mexicana funcionara, estas denuncias virtuales no serían necesarias, nadie pasaría por procesos interminables que hasta
avergüenzan a la víctima. Y dos, somos claroscuros. Nadie está para ser glorificado, él mismo admitía cometió errores, como todos. Quizá entre ellos habitaba uno tan fuerte que lo llevó a acabar con su vida. Los errores nunca se evitarán, pero sí podemos aprender a manejarlos y
aceptar que el dolor y la vulnerabilidad, aún como hombres, es lo que nos hace humanos.