Oorales es una revista cultural que se construye en presente. Hoy, abraza las nuevas masculinidades y más causas para disfrutar
Todos tenemos un cierre. Quizá nadie uno suelto de 50 centímetros, que compró para hacerse una alcancía. Pero bueno, en extravagancias se rompen géneros. El punto es que lo he abierto y cerrado. Nada de ocio, es de otro mundo. De color negro, se ve mejor cerrado, pero abierto es eterno. En mi analogía de yogui budista, la mente es el cierre, pero también esta revista.
Tal vez seguías Oorales, o no. Bueno, debes saber ante qué tipo de revista estás. Es una publicación cultural, sin lo pretencioso del concepto, que se construye en presente y cambia conforme lo hago yo. Agrego temas que se integran en mi forma de ver la vida. Antes, no veía cine ni leía sobre filosofía, ahora son dos cosas que aprecio y trato de entender. Con este cierre, la revista se abrió en horizontes.
Esta nueva era de Oorales será para Mentes y Realidades (si provoqué infartos con este bonus de cacofonías, mil disculpas). ¿Y de qué irá? De hablar sobre los hombres que dudan, exploran sus pensamientos y comparten sus emociones. Lo mismo beben humor absurdo que desean mejorar cada día, no para competir, sino para compartir. Esos hombres que siempre vivieron otro tipo de masculinidad, o que quieren vivirla, pero que no están seguros si es el camino correcto. Pues lo es, no hay una sola forma de ser hombre. Y ojo, se escribirá desde la tercera persona, pero también lo haré desde la primera. ¿O acaso alguien pidió al hombre indestructible que se escuda una vez más?
Machistas, trols de Gillette, y antifeministas, no se pongan histéricos, también se hablará de su misoginia aquí. Su discurso inquietante, que justo busca proyectar miedo, no debe reinar en internet. Obvio, se hablará y hablarán las mujeres. Sería ridículo relegar su voz y enseñanza para centrar el discurso, de nuevo, sólo en los hombres. Un dato. Según mi Google Analytics, ellas predominan en la audiencia de Oorales. No diré el porcentaje. Esa duda quedará como cuando creemos que las respuestas están afuera. Y a veces el viaje de vuelta, otra causa aquí, está en rastrear y alimentar el interior. Porque esta es una revista que quiere reconstruir la realidad. Y piensa el amor, el éxito, la soledad, todo eso que la cultura nos fijó como concepto para inquietarnos, y no para que sea un goce.
Disfruto el periodismo. Pero a veces pienso, si su esencia es cuestionar, ¿por qué nunca se cuestiona a sí mismo? El medio y la mayoría de los periodistas, si no viven en la arrogancia, habitan en la pretensión. Todos son uno para decir que Venezuela es el infierno, sin presentar la voz de los aludidos. Es evidente que hay intereses y un mensaje que proyectar. Aquí otro eje, pero no sólo político, sino de cualquier ámbito o comunicador que se aproveche de ser parte del cuarto poder. (Gerardo Velázquez de León ya leyó esto y que no le importa, que él insultará a sus amigas, y se disculpará en televisión nacional. Para quien no sepa de lo que hablo, el tipo es un comentarista deportivo que dijo que una compañera suya sólo sabía enseñar sus senos. Después se disculpó, y precisó que era su "amiga").
Si remotamente seguías Oorales por sus artículos, primero gracias y luego no te preocupes, que continuará así. Ahora con mucha más cultura, e incluso humor. ¿Por qué tanto show? Porque estoy enamorado. De las revistas, y con locura. En papel y digital, en su forma y fondo. Pero ninguna expresa lo que busco. Salí médico y veo que el síntoma, al menos en México, es que hay poco periodismo cultural interesante. Ahí donde vivan los libros y la televisión, donde se piense la soledad y se desmitifique el éxito o la felicidad. Por decir algo. Eso no existe en el país, ni en web ni en prensa. Nada de nada. Por fortuna, esto es global. Y aquí nada de mercados editoriales, ni presiones comerciales. Si buscas algo, se encuentra y se disfruta, sin importar desde y hacia dónde se escribió.
En Oorales está mi identidad, lo que soy, lo que me encanta y lo que temo. Si exagero, mi vida completa. Pero con un cierre, uno que abrí poco a poco sólo para mí, y que ahora deseo compartir en su totalidad, sin importar si lo abro de más. En mi analogía de yogui budista, el cierre es mi vida y podría quedar desnudo. Más cerca de Daniel Samper(googlear) que de un youtuber. Palabra de cierre.
EPÍLOGO:
*Lo sé, y lo siento, ahora todo se explica en videos de 34 segundos. Pero nada como leer, ¿no?