Estudio Q, la novela literaria de Vicente Leñero que te atrapará como ninguna ficción televisiva que hayas visto
Un actor galán al que vemos actuar en una telenovela. De eso y más va
Estudio Q, la novela literaria de Vicente Leñero. Pese a la terrible reputación que tenga el género televisivo en el imaginario colectivo, aun cuando muchas obras han cambiado la fórmula de Chica Pobre se enamora de Joven Millonario, no resulta indiferente leer un argumento así en una historia escrita. Más aún si se conoce el estilo de Leñero: experimentar con la forma de la narración y por consecuencia, con la mente del lector. Así, llegará al momento donde se preguntará qué diablos lee.
Conocemos a Alex, el protagonista de la telenovela, a través de la guionista Gladis Monroy, las indicaciones del director escénico y las repentinas actitudes del propio Alex. Su personalidad y sus hábitos son diseccionados por la guionista, quien conocerá mejor que nadie a Alex. Como buen actor, él seguirá el guion.
Sin embargo, el punto más alto de la novela es cuando no se descifra con facilidad en qué momento habla Alex, el personaje o Alex, el ser humano. O bien, si es una intervención de la guionista, incluso del narrador de la historia, donde también se juega con un discreto narrador de la telenovela.
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Vicente Leñero, contraportada de Estudio Q, en 1965. |
Vicente Leñero escribió esta novela en 1965, tres años antes de la primera versión de Rubí, telenovela basada en una historieta de Yolanda Vargas Dulché, la cual sigue la formula citada al inicio del texto. Sería un error enaltecer lo literario comparado con lo televisivo, ya que el lenguaje y las libertades de un medio y otro son diferentes. Es obvio que la literatura y los escritores mexicanos, como Leñero, tenían mayor destreza para escribir e imaginar una historia semejante, que los propios guionistas de telenovelas.
Lo curioso aquí es que, en 2018, el hecho se haya invertido. Ahora sería más probable encontrar una telenovela mexicana con más riesgos en su contenido y estructura (como
La candidata, Caer en tentación o hasta cualquiera hecha por Argos), que en una novela literaria escrita por mexicanos (valiosas excepciones como
Crostwaithe o
Luiselli). Al final los dos medios están inmersos en una batalla por ganar público, con
el streaming y el contenido a la carta que manda en la actualidad.
Estudio Q no es una novela de lectura fácil. Es densa pero siempre disfrutable. Para hacerse una idea: aparecen personajes que, mientras se nos narran las escenas de la telenovela, ellos ven la proyección televisiva como espectadores desde sus casas o como público en vivo. Un hecho mínimo como este, aderezado de voces y recursos narrativos, hacen de la novela de Vicente Leñero una historia tan vigente y digna de engancharse para terminar sus capítulos, que cualquier serie de moda resulta prescindible.