Reseña:

Sam Zabel y la Pluma Mágica es metaficción que añade un elemento único al estilo literario. El bloqueo creativo es ya un referente en este tipo de obras con consciencia de ficción, como en la película Adaptation, de Charlie Kaufman, o la novela El garabato, de Vicente Leñero. Pues ese vacío mental para escribir, el artista Dylan Horrocks lo utiliza y sazona con un objeto peculiar. Los mundos ficticios, incluido el del bloqueo, pueden ser habitables gracias una pluma, la Pluma Mágica. Y cómo no, el autor-protagonista de este cómic puede entrar a esos mundos.







Con ese diferenciador, Dylan Horrocks creó varios cómics en uno solo. Y eso es Sam Zabel y la Pluma Mágica: derroche de imaginación fantástica, con brotes por las extrañas historias pulp de los cómics. Sin embargo, en un momento hay un exceso por mostrar éstas historias que beben de la ciencia ficción. Y es que el título juguetón, que concentra la trama de la obra,  refiere justo a eso, al protagonista y su objeto-símbolo. Por ello, no habría estado de más ver cómo, a partir de las vivencias que el protagonista experimenta en otros cómics, los traduce a su consecuente mundo real. Se trata, pero casi a modo de anécdota.

Aunque Dylan Horrocks pudo expandir ese juego entre lo ficticio y real, la obra no pierde nada de lucidez. Al contrario, es una variante interesante de la experimentación metaficcional, al proyectar una imaginación que lo mismo sorprende por sus diferentes universos, como conmueve por la poderosa vida que sugiere hay detrás de la ficción y la creación de mundos propios.