Conan O'Brien y por qué los late night nunca morirán
Es uno de los formatos históricos, y la televisión mexicana los debe transmitir ya. Pero los buenos, de Conan O'Brien y compañía
Ilustración: Miguel J. Álvarez
Trascender desde el humor, eso logró el comediante Conan O'Brien durante su visita a la Ciudad de México, con su especial "Made in México". Su objetivo: apoyar a los mexicanos tras la intención de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, por levantar el muro que separa a los dos países. Un muro que casi se replica en la calidad de comedia televisiva entre una y otra nación. Pero que ahora, con este capítulo exclusivo y tras más intentos fallidos que glorias nacionales del late show, debería ser el catalizador para ver estas joyas gringas en la televisión mexicana.
Las lecciones de humor y televisión made in USA
En Conan Without Border Made in Mexico hay experiencias únicas, creadas a partir de la cultura nacional y con el humor disparatado de su protagonista. La producción corrió a cargo de Televisa pero, bendito sea Dios, no así la parte creativa. Algunos comediantes se quisieron incluir, como Sofía Niño de Rivera y Jesús Guzmán, pero pues hay niveles. La imaginación de Conan y su equipo se cristalizó en sketches imperdibles. Uno, en la peatonal calle Madero mientras aborda a mexicanos para pagar el muro. A cambio, te llevabas un ladrillo con tu nombre. Llegó a la cúspide con dos escenas hilarantes. La primera, actuar en una telenovela como "empresario de quesos" y parodiar los clichés del género. Otra fue crearse a Gallo Loco, su personaje de lucha libre para subirse al ring junto a luchadores profesionales.
El capítulo fue transmitido por el gigante mediático, en su principal canal Las Estrellas. Y es la prueba más viable para que estos shows, los originales de Estados Unidos, se integren a su programación. La decisión implica rating y costes económicos. En el primero, hay audiencia en México, siempre y cuando haya inteligencia detrás. Televisa logró un fenómeno quizá irrepetible, y hasta internacional, con Otro Rollo y Adal Ramones. Lo ha intentado de nuevo, con experimentos como el late night de Arath de la Torre, entre muchos más, incluidos los fiascos de "humor" que hace Israel Jaitovich. Ahora, su competencia TV Azteca retoma lo logrado por Adal Ramones, desde su comediante estrella "El Capi", que no lo hace nada mal. El formato no es el problema, tampoco el conductor. Porque no se trata de si usa un tono gracioso "para chavos" (Conan es la prueba), sino de asumir riesgos, pero con sentido.
Hacer televisión y vivir en internet
En su momento, mucho se habló que Televisa buscaba a Chumel Torres, para el show que terminó por conducir Arath de la Torre. El youtuber rechazó la propuesta por la baja credibilidad de la empresa, pero dio el sí a HBO para casi replicar su web show informativo, como es El Pulso de la República. Hasta abril de 2019, su canal registra 2 millones 385,162 suscriptores en YouTube. Quizá por su carácter nacional, la cifra no se compara con los 6 millones 801,075 que suma el canal de Conan.
La mayoría de los late shows presentan estos números. Last Week Tonight, de HBO y conducido por el británico John Oliver, casi llega a los 7 millones (6,942,274). Los más altos son The Late Late Show, con James Corden y su famoso Carpool Karaoke, que se aproxima a los 20 millones de suscriptores (19,075,312). Ninguno supera las virales dinámicas del histórico The Tonight Show, ahora conducido por Jimmy Fallon, que suma 20 millones 680,682 suscriptores. Desde aquí, el mexicano que podría competir es Werevertumorro, con 16 millones 394,729. Su estilo se acerca a lo hecho por Adal Ramones y "El Capi", y seguro lo buscaron más de una vez, pero parece no interesarle mucho la televisión. Los datos no sólo son eso, sino que reflejan el alcance (global) de estas producciones. Ese que ya no goza Televisa con su programación.
El show (no instantáneo) que perdura en la televisión
Hay un cliché sobre la televisión abierta, que dicen está perdida en acercarse al público joven. Algo hay de razón, pero también es ignorar fenómenos que cautivan a este sector. Dos ejemplos son el casi escalofriante reality show llamado Enamorándonos, de Azteca, o la causa LGBT convertida en marketing, que es Aristemo, de Televisa. Son sucesos recientes, que tardaron mucho en llegar y resultan una incógnita. No sólo en cuánto más se puedan exprimir, sino si se vuelven a repetir. Por eso la necesidad de encontrar producciones duraderas.
La oportunidad está en un formato televisivo probado, que posee experiencia y un público definido y amplio. Propio de la televisión gringa, también en México se ha adaptado con productos interesantes, y seguro se continuará intentando con más fallos que aciertos, porque no sale así como así un Adal Ramones o un "Capi". Bueno, ni un "David Letterman mexicano" hemos tenido. Con el dinero que Televisa ha invertido en todas estas producciones fracaso de los últimos diez años, seguro pudo comprar los derechos de, por lo menos, un late show estadounidense. Y no sería algo nuevo, transmite el de Jimmy Fallon, pero desde la televisión privada y el paquete más caro de SKY.
Los mexicanos disfrutamos del humor, el juego y la improvisación. Estos shows viven de eso, con celebridades mundiales como invitados. En sus variaciones más sofisticadas, hay crítica y reflexión con comedia política. Televisa o cualquier empresa de la televisión mexicana, abierta o privada, podría tener la exclusiva de estos programas y pensar en consolidar una televisión inteligente y atrevida. Sería una oportunidad o desventaja, pues casi todo el entretenimiento que se ve en la "caja idiota" abierta nacional, representa su mote, sin imaginar posibilidades que entierren esa concepción.