Love, la comedia romántica de Netflix, te conquista poco a poco, mientras busca que te reflejes con Gus y Mickie
Love es una serie tragicómica que conquista poco a poco. Después, deja a uno embobado. Y sí, tal cual representa la experiencia más excitante y extraña que alguien puede pasar en su vida, enamorarse de una persona. Porque no se puede cargar semejante título y vacilar en un retrato irreal.
Si algo busca el romance serializado de Netflix, es su intento para que el espectador se refleje en la historia. Así, parte de la atracción que siente uno de sus protagonistas, Gus, por la chica protagonista Mickie. Como sucede en las relaciones, en esta primera fase (que incluso podría ser toda la relación), uno se sentirá más atraído por el otro. Ese es el punto de partida para recrear una realidad de enamoramientos, obsesiones e incongruencias. Ya cuando Love se coló en tu mente, te lleva de aquí para allá, cómo y por dónde quiere.
De las tres temporadas que se conforma, en esta primera las etapas de la relación se desarrollan a su propio ritmo. Esto quiere decir que hay tiempo para disfrutar cada uno de estos momentos: desde que se conocen, uno se enamora e, incluso, parece que todo terminará. Y no, porque son las propias fases las que desconciertan y deslumbran por la maestría con la cual, en primera instancia, se presentan la forma de ser de los personajes. Esta debe ser la cualidad más destacable de su primera decena de capítulos, cambiar la empatía hacia los protagonistas.
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Love / Vía Motherjones.com |
Podría creerse que tanto Gus como Mickie son dos estereotipos, que se oponen, además. Lo hacen, pero tienen claros y grises para así representar a personajes que parecen más bien humanos. Por tanto, se les puede amar u odiar. Como
en Bojack Horseman, también hay una crítica-guiño al mundo de Hollywood. Todo lo horrible está ahí: la superficialidad, la ignorancia y, sobretodo, el estrés que puede estallar en arrepentimiento. Claro que también hay muchas situaciones graciosas, provocadas por la personalidad de sus protagonistas, como por escenas independientes de los personajes secundarios.
En su primera temporada, la comedia romántica trata el amor como
lo tóxico y deseoso que puede llegar a ser. Pocas veces, o al menos no recuerdo ver esta propuesta en una ficción televisiva. Quizá en sitcoms como
Mad About You o
New Girl, aunque las dos respiran comedia, y añaden arcos dramáticos para sostenerse. Además de que la última apuesta por un protagonismo coral y no una historia de dos, con su tiempo y espacio propios. Seguramente sí existe cine en este tono. La razón, su creador y productor, Judd Apatow, cuenta con más películas que series.
Virgen a los 40, una de ellas.
Para un amante de la brevedad, Love llega como anillo al dedo. Está narrada en pinceladas de 25 y, como mucho, 40 minutos. En sus 10 primeros capítulos aborda desde cómo se conocen, enamoran, y pelean. Una insinuación completa, pero no total, de cómo insinuar que las cadenas de momentos únicos están en las relaciones íntimas, pero también las ofensas que más duelen habitan ahí. ¿Qué es en sí lo que agrada del amor? Eso va en la segunda temporada, cuya reseña la puedes leer
desde aquí.