¿De qué va?
Todo comenzó una hermosa mañana, cuando Bertie Wooster, cegado por el
júbilo que le producía la bondad del clima, aceptó pasar unos días lejos
del mundanal ruido, en Steeple Bumpleigh. No sabía el muy urbano Bertie
que se hallaba a las puertas de una de las épocas más tormentosas de su
vida.
Opinión:
Leía de nuevo a Wodehouse y surgió una idea. No lo creía y nunca pasó por mi mente que su escritura fuera vanguardista. Vino a revolucionar la
comedia escrita. A partir de un mundo propio, y claro, humor blanco ya casi extinto en cualquier medio. Ese mundo, plagado de
jovencitos tontos e inútiles, pero nunca malvados, sino leales; mayordomos
educados, muchachas superficiales y
terriblemente románticas; tías que sólo vienen a "arruinar la vida", como suelen decir estos personajes. Un mundo tan frívolo como delicioso y agradable.
No sé si el padre del humorismo británico mandara un doble mensaje. Primero, que hay cosas mucho más importantes que saber quién se va a casar con quién, eje de sus novelas, o cualquier
preocupación cotidiana e irrelevante. A un costado, insinuaba que la peor forma de ser un intelectual es negar el lado superficial que todos tenemos. Si quieren inteligencia, utilicen el humor, podría decir. Ni hablar de la narración fragmentada, en cualquiera de sus obras, donde todas las historias se convierten en un todo, gracias a la mezcla de humor chispeante y resolución de enredos de las mejores novelas de detectives.
Ya en el tema, los conflictos de Júbilo matinal no me dejaron, ya no una risa, sino alguna sensación. Fue muy fácil. Eso sí, la observación surgió de su escritura desternillante, aunque a su vez hay una repetición de "gags" y de ciertas cosas graciosas. Algo impensable en Wodehouse. Él no fue un escritor de chistes. Llevó a la séptima potencia el "humor de stand-up" o humor de situaciones. Aunque varios momentos para reírse, es uno de los
libros más flojos de la serie Jeeves. Se recomienda mucho más De acuerdo, Jeeves, o para
un estupendo inicio El inimitable Jeeves.