Argumento:
El enamoradizo Bingo Little, amigo de Bertie, ha hecho una vez más honor
a su fama. Esta vez el objeto de sus desvelos es Mabel, camarera en un
restaurante de poca fama. Y como suele suceder con Bingo, la pasión le
invade, le tortura, y sus sufrimientos amorosos sólo pueden resolverse
mediante el matrimonio... o el suicidio. ¿Y por qué no el primero, se
preguntará el lector, puesto que es menos irrevocable que la muerte? Al
parecer, un tío de Bingo, solterón y sibarita, es quien se opone a la
felicidad del joven. Pero Bertie Wooster es un buen amigo de sus amigos
y, aleccionado por Jeeves, se dirige al cubil de la fiera para
convencerla. Pero allí donde intervienen Bertie y Jeeves, todo suele
enmarañarse de la manera menos previsible.
Opinion:
Este fue el primer libro que leí de Wodehouse y el causante de que me convirtiera en un completo aficionado —con todas las de la ley— del autor. Me atrapó tanto al grado que aproveché la Feria del Libro del Zócalo de la Ciudad de México para ir a comprar más libros de la serie Jeeves —estaban en 50 pesos— y la antología de sus trabajos «¡Pues vaya!»
El libro está compuesto de relatos independientes pero que conservan a los mismos personajes entre uno y otro —como una sitcom—. Aparece Bingo Little, ese personaje tan bien caracterizado que con solo leer su pronta aparición te da risa. Funciona a manera de gag recurrente, pero que Wodehouse supo manejarlo muy bien pues no resulta repetitivo, solo aparece en el momento adecuado y sigue existiendo la gracia. Pero limitar el libro solo a Bingo sería un error de mi parte, tiene muchos más elementos cómicos y cada personaje con su gracia.
Es una buena oportunidad para conocer a P.G. Wodehouse y adentrarse a la serie Jeeves que es magnífica, cuando terminas un libro vas corriendo por otro.