Argumento:
En los lavabos del Politécnico donde Wilt es profesor aparece muerta por
sobredosis la hija de un distinguido lord británico. Una inmejorable
oportunidad para que el amargado inspector Flint reavive sus ansias de
venganza, tras su fracaso en el caso de la muñeca hinchable.
Entretanto, Wilt atraviesa una difícil situación financiera: sus
repulsivas cuatrillizas acuden a una costosa escuela especial para niños
superdotados, por lo cual se ve obligado a hacer horas extras. Entre
sus nuevos alumnos figuran un delincuente preso en una cárcel cercana y
que aparentemente es uno de los jefes de la red de traficantes, así como
los oficiales norteamericanos de una base de misiles. Por otra parte,
su esposa intenta renovar las menguadas energías eróticas de su esposo y
le suministra subrepticiamente un horrible afrodisíaco.
La acción se desencadena: el asesino McCullum aparece muerto en su
celda, la base aérea es puesta en estado de alerta máxima por
infiltración de un espía soviético y el ardor sexual de Wilt se
descontrola totalmente.
Opinión:
Un libro que me costó mucho leer. No es el lenguaje, o la forma de narrar lo complicado, más bien fue la historia. Siento que alargó demasiado tanto la situación de que Wilt había tenido que ver en algo en la muerte de la joven en el baño de la escuela como de que Wilt también estaba enrolado con la muerte del asesino McCullum. Siento que quería contar muchas cosas, metiendo muchos personajes y a su vez haciendo aburrido el libro.
Reconozco que me reí como tres o cuatro ocasiones con este libro, lo cual dice muy poco para un humorista. No digo que el escritor de humor te tenga a cada rato carcajeandote, pero esto de la risa tres o cuatro veces es lo que pasa con un escritor normal que no es humorista. No termino por entender del todo el humor de Tom Sharpe. Sí, su literatura es cruel, ácida, y la verdad no es para todo público, porque puede llegar a ofender en algunas cosas, por lo mismo de la forma de pensar del autor que es muy, por no decir que demasiado abierta.