Succession, la serie de HBO que fusiona el drama de intriga familiar con el humor negro de la desgracia.
Succession es la lucha siniestra de un empresario multimillonario con sus cuatro hijos adultos. Una disputa cruel con un extraño humor negro, sostenida por un conflicto dramático potente que no olvida la fuerza de los perdedores para hacer reír. El padre que sólo se decepciona del nepotismo que les dio a sus hijos, es el tema principal en esta serie de HBO que tiene como núcleo los rascacielos de Nueva York, con fondos nublados y un conspirador intro musical.
Creada por Jesse Anderson, con Will Ferrell como uno de sus productores, conjugó sus influencias en esta ficción premium. De ese humor raro y absurdo que bebía en la sitcom británica Peep Show, lo traduce a personajes hilarantes, en un drama que se mueve con soltura en sus episodios de casi 60 minutos. El poder de la autoridad y la falta de afecto resuenan en los 10 capítulos de esta primera temporada, estrenada en junio de 2018.
El eje de la serie es la lucha entre el padre Logan Roy y su hijo Kendall. El primero, un hombre frío que le heredará el puesto como director de su compañía al segundo, un treintañero débil de carácter. Su padre se lo recordará constantemente y le dirá que es un inútil, por ello no puede estar al frente de la empresa. Ese será el punto para conocer a los otros tres hijos, egoístas como su padre, pero perdidos como ellos solos.
Shiv, la única mujer de los cuatro hermanos, es tan astuta y parecida a su padre Logan, que está lejos de él. Roman, interpretado por Kieran Culkin, es el hijo irreverente con chistes seguros, que luego necesitará ser tomado en serio. Connor, el más grande de los cuatro que prefiere no intervenir en nada, y por eso vive en el campo, sin atreverse a mostrar como novia a su pareja veinteañera. Diferentes pero inútiles e insensibles, que en una delgada línea resulta lo mismo.
Con piezas destacadas de humor involuntario, se presentan Tom, novio y futuro esposo de Shiv, y Greg, el sobrino que se cuela en la familia. De fondo, Marcia Roy, la madrastra de los hijos que, como toda nueva esposa, lleva la sombra para tramar algo. El humor se filtra por oscuros pasadizos, pero la intriga palpita cuando se es empresario y el juego está en mantener compañías que cotizan en la Bolsa.
Todos los caminos llevan a Kendall y no. Su desconcertante serenidad y la incapacidad para relacionarse, vía cocaína de por medio, no es el fin. El camino de ese polvito blanco que sacude a cualquiera, lleva a Logan. Todo puede estallar y explota. No abrazos no lloriqueos, que si quieres la vida resulta no puedes tener todo. Aparte, el padre no está para eso y si quieres impresionar, menos. Ríanse, dice Jesse Anderson. El chiste que ya espera solo su regreso.