Las películas de videojuegos son aplastadas por la crítica. ¿Acaso hay una conspiración?
Por Juan Pablo Santillán | @jplepirate
En diciembre del año pasado tuvimos la adaptación de Assassin’s Creed, película que a pesar de contar con el apoyo de Ubisoft, la casa desarrolladora, ha salido fatal. Todas las películas de videojuegos son aplastadas por la crítica. ¿Será porque los críticos de cine las toman menos en serio? ¿Habrá alguna conspiración? No exactamente.
Se suele comparar al cine con los videojuegos por ser ambas artes audiovisuales. Además, en últimas generaciones los videojuegos se han inclinado por hacer uso de cinemáticas para narrar sus historias. Por ello, es muy común que las relacionen. Sin embargo, los videojuegos y el cine son artes con diferencias marcadas.
Los equipos que se encargan de las adaptaciones fílmicas de videojuegos no saben de dónde tomar elementos. Entonces, pasan dos cosas: o queda una historia sosa y poco profunda ―como ocurrió con Tomb Raider―, o la deforman hasta hacer algo que es completamente diferente, servido con fan service ―como Resident Evil―. Bueno, hay una tercera vía, que Uwe Boll agarre cualquier videojuego y lo transforme en un bodrio al que él tiene el descaro de llamar “cine”.
Hay una constante dentro de todo esto: las adaptaciones de películas al videojuego no son nada por sí mismas, no tienen un valor propio, se rinden ante su referencia. Por lo anterior, la crítica aplasta estas adaptaciones.
Hacen falta obras como la que Peter Jackson llevó a cabo con El señor de los anillos, o lo que Francis Ford Coppola hizo con El padrino. Obras con un valor cinematográfico en sí mismo: obra no de los negocios, sino del amor al arte.
Por lo menos, sé que El padrino es una adaptación fiel ―aunque omite muchísimos arcos y detalles―. Pero no es sólo eso, sino que Coppola encuentra una manera de añadirle un valor propio. La saga de El señor de los anillos es una obra en sí misma, no necesito ir a la fuente.
Con todo, se han hecho adaptaciones de otros medios al cine. Ben-Hur (1959) es la adaptación de una novela; Sweenie Todd (2007) es la adaptación cinematográfica de una obra de teatro. Y eso no es todo.
Los videojuegos también adaptan otros medios y tienen excelentes resultados, tal es el caso de la saga The Witcher, proveniente de una saga de libros ―y de Metro 2033, al que no le fue nada mal―. Lo mismo sucedió con Las Crónicas de Riddick, videojuego al que le fue mucho mejor que a la película. Y no olvidarse de la adaptación de The Thing, que incluye mecánicas interesantísimas que encajan a la perfección con la obra de John Carpenter.
En lo personal, puedo seguir esperando por una buena adaptación cinematográfica de un videojuego. Yo ya soy gamer, ya conozco las historias. Lo único que haría una adaptación decente sería que más personas se acercaran al videojuego y dejaran de verle como algo casual.