Hoy, 13 de abril de 2014 ha descendido (oficialmente) el
Atlante. Y eso me da una sensación de vacío en la garganta. Nunca fui un devoto aficionado del Atlante pero siempre me llamaba la atención que
era un equipo chico que hacía grandes cosas con poco material. Nunca seguí a un equipo cada semana deseando que llegara el gol cuando era claro
que el equipo se merecía un gol y esperaba en cada momento de un balón perdido que
el rival lo perdiera, que no creara peligro. Nunca fui a su estadio a verlo jugar ni tampoco
tengo una playera que confirme mi afición por el Atlante.
Pero a pesar de eso,
había instantes en los que al ver ganar al equipo me sentía bien conmigo mismo
y con la vida (¡Todo era tan satisfactorio... y absurdo!), cuando la verdad era que traía una crisis existencial importante aunque sustanciosa -no entraba a la prepa, estaba por perder el semestre y no me relacionaba con nadie-. Así confirmaba el increíble efecto que puede tener el fútbol en una persona. En cada partido creía que era posible derrotar a
cualquier equipo, no importaba el nombre (mejor con los poderosos clubes de
nóminas estratosféricas). Aquí valía la
capacidad, no qué tan conocido eras. Veía que el fútbol no era justo, que el
Atlante no tenía por qué haber perdido. ¿Por qué el Atlante siempre tenía
que luchar los partidos con los jugadores menos hábiles de la Liga? La vida
no era para nada justa. Y eso lo confirmaba al ver al Atlante por televisión y a mi mismo en la realidad.
El momento en que descendió el Atlante
Siendo estrictos, el Atlante no descendió esta fecha número
15 de la Liga MX, descendió unos partidos atrás. Por ahí desde la derrota con
Pumas se veía la incapacidad para reponerse de los golpes, intentó pero «Otro gol en contra y ya está todo perdido»,
igual con Monterrey, «Ya no hay nada que
hacer, ya nos anotaron gol». No se diga lo que sucedió con Tigres la semana
pasada y hoy con Santos, los jugadores ya estaban descendiendo rumbo a la Liga
de Ascenso aún jugando en la Liga MX. ¿Eso pasó con este Atlante del Clausura
2014? Pues sí, es decepcionante pues precisamente si algo tenía este equipo
desde que llegó Pablo Marini eran las ganas por luchar cada pelota, la actitud entusiasmada
dentro de la cancha, aparte de la habilidad futbolística para saber qué hacer
dentro del campo. No solo era un equipo de motivación. Pero esto, inexplicablemente,
se perdió con el correr de las fechas. Del partido de hoy, pues no hubo una conexión de los jugadores, se reacciona a medias o cuando se trató de hacerlo poco después decaían; el caso de Madrigal que gran parte del juego no hizo mucho y de pronto, dos goles. Con Michael Arroyo tampoco se le puede recriminar mucho por el penal errado, pues de no haber sido por él en varios momentos contundentes de partidos previos esta noticia se habría dado un poco antes.
Siendo más estrictos, el Atlante
descendió en el 2012, desde que se fue Ricardo La Volpe y trajeron a Daniel
Guzmán, «Un técnico lavolpista», que actualmente, es posible que sea el menos
lavolpista de todos los lavolpistas(¿Meter a todos los jugadores en su propia cancha
es algo propio de La Volpe?). Después llega Rubén Israel(¿alguien sabía-sabe
quién diablos era?), un técnico que dudo mucho supiera lo que es el futbol mexicano,
y después Pablo Marini, que sí, todos van a decir que él no tiene la culpa o es
el menos culpable. Y de acuerdo, fue estpuendo su trabajo. Ni imaginar lo que habría sido si iniciaba desde el comienzo el torneo. No se le puede hacer a un lado a quien tenía una escuadra con fútbol
definido y entrega los 90 minutos(¡Sí, esto se vio en la Liga Mx!). Pero de
pronto, pues ya no fue tan definido y no se entregaba en cada momento. Se
perdieron las ganas, la ambición y el convencimiento, así de fácil. Bastaba ver
el rostro del técnico, ya no exigía, ya no gritaba, solo esperaba ansioso y
preocupado. Cuando si hay alguien que debe mostrar una actitud fuerte(nada
fácil) en el campo es precisamente el técnico de fútbol.
Pero bueno, la
directiva del Atlante o los que sean que manejan al club poco a poco le fueron
quitando identidad al equipo(cuando apenas se reconstruía con Herrera y La Volpe en el
2012). Solo decir, ¿qué jugadores del actual plantel estaban hace dos años? Por
ahí, apenas y aparecen José Daniel «El Chepe» Guerrero y Luis Gerardo Venegas,
tipos que nacieron en el Atlante y sienten la camiseta. A la hora de la hora ¡los demás que van a
saber del equipo! Aunque resaltar que, sin ser hecho en la casa de los Potros, el arquero
Eder Patiño, con mucho ímpetu dio una demostración de Cómo debe Defenderse Una
Playera de Fútbol, o también Cómo Jugar en Primera División(que sí, fue el
culpable de los 5 goles recibidos por parte de Pumas. O al menos eso pensó
Marini, porque de ahí no volvió a aparecer en la oncena). También Michael Arroyo, Roberto Gutiérrez, Ángel Sepúlveda y Mauricio Romero fueron, en general, hombres importantes dentro de lo poco importante que al final se ha visto con Atlante.
Plantel Atlante 1992-1993
El histórico Atlante
El Atlante como equipo fue todo un símbolo en el futbol
mexicano. Basta decir que a partir de este salió y se dejó una manera agradable
de jugar fútbol que ha atraído a muchos técnicos mexicanos. Los famosos
«Lavolpistas», que, en realidad para algunos despistados creen que es todo
aquel entrenador que juegue con 5 defensas. Y por eso, abundan los llamados técnicos
«Lavolpistas», cada vez menos los que en verdad lo son. Entre ellos, para mi
sin duda Miguel Herrera(que dice no
ser lavolpista para no verse como un,
digamos «poco conocedor», que solo tiene esa forma de jugar. Él también Sabe
otras formas), Raúl “El Potro” Gutiérrez,
este sí que sigue los principios fielmente(ser vertical y atacar por encima de
defender, mantener posesión de balón, poseer variantes para atacar), Sergio
Bueno, uno de los técnicos mexicanos menos valorados, José Guadalupe “Profe” Cruz, con un estilo más personal, y el cada
vez más dudoso e incongruente pero que igual decido incluir, Rubén Omar Romano, con partidos en los
que sale contra quien sea a proponérsele al tú por tú y luego se queda todo un
encuentro en su cancha defendiendo.
El Atlante también vio pasar e incluso
trajo a grandes futbolistas que lograron hacer cosas importantes, tanto extranjeros
como nacionales, entre ellos: Federico
Vilar, Sebastián “El Chamagol” González, Luis Gabriel Rey, Giancarlo Maldonado,
José Joel “El Chícharo” González(M), Javier Muñoz Mustafá, Cristhian “Hobbit”
Bermúdez(M), Esteban Paredes, José María “Chema” Cárdenas(M), Jerónimo Amione(M).
Equipo campeón en 2007
Lastimosamente que un equipo como el Atlante se vaya de la
Primera División de Fútbol de México, sin saber cuándo vaya a regresar de
nuevo(si es que lo hace, si es que aún sigue existiendo). Pues no fue un equipo
cualquiera, si bien siempre un equipo chico, fue un equipo chico digno, que
tenía algo que decir. Se puede ver tanto en formación de entrenadores mexicanos
como en trascendencia de jugadores foráneos e incluso en una creación de
afición, si bien escasa pero importante y con fuerza(No sé si haya otro equipo
con tantos seguidores públicos como el Atlante: Heriberto Murrieta, “Rafa” Puente, “Toño” De Valdés, Félix Fernández,
el mismo Ricardo La Volpe que como
analista de ESPN siempre estaba al
tanto de lo que sucedía con los Potros, declarando su cariño al equipo, Jorge Murrieta, Esteban Arce, Arturo “El Rudo” Rivera, etc).
Tres títulos son los que marca Wikipedia,
siendo dos de ellos trascendentes, el del 93 por —según dicen— presentar
una forma de juego casi revolucionaria y poco vista en México, de la cual
después saldría la «escuela lavolpista», y la del 2007 por mostrar un juego
ofensivo con un Atlante que aún se defendía con jugadores importantes y
hábiles, tales como F. Vilar, J. Muñoz Mustafá,
Alan Zamora, Gabriel Pereyra, “Hobbit” Bermudez y Giancarlo Maldonado,
entre otros.
Interesante sería saber si los que manejan al Atlante ahora
piensan en todas estas cosas y no en las próximas reducciones económicas importantes
en las que se verán afectados. Al menos José Antonio García y Alejandro Burillo
han estado un buen rato a cargo del equipo, igual y llegaron a conectarse un
poco o algo se les quedó del equipo.