Comienza el primer libro sobre las memorias de un hombre en pijama, con chistes y observaciones agudas de la sociedad.
¿De qué va?
Paco Roca aborda la vida cotidiana de un cuarentón que por fin ha conseguido su sueño infantil:
quedarse en casa todo el día con el pijama puesto. Con una considerable carga autobiográfica y un
referente en la serie televisiva Seinfeld, el autor valenciano apela más a la sonrisa que a la carcajada.
Reseña:
Primer libro de la serie que se convertiría en trilogía. Con aires autobiográficos, el artista Paco Roca narra su vida con ironía bastante fina. El resultado,
una sitcom en papel y a todo color, que vaya se disfruta, a cargo de la edición en pasta dura de la editorial española Astiberri.
Como su título lo dice, el objetivo de estas tiras cómicas es ver a un hombre vestido en pijama, que le cuenta al lector el porqué de la decisión, bastante acertada, de utilizar esta prenda para vestir, trabajar y prácticamente cualquier cosa. Decir que su día a día era rutinario, que no hacía cosas especiales o del otro mundo, le dota de una cercanía y simpatía que, lejos del aburrimiento, produce risas por tratar dichos momentos con humor absurdo e inteligente.
Memorias de un hombre en pijama tiene viñetas con una observación entre afilada, realista y de un fondo antisocial que pueden encantar a quienes prefieren estar en casa que salir, o sea misántropos que no ven el goce de convivir con gente. Destaco una frase, en referencia a que la novia del protagonista quiere salir de casa:
—No sé, pero no quiero pasarme todo el fin de semana en casa.
Eso, que para nosotros es un triunfo, para ellas es un fin de semana perdido. Tienen la extraña sensación de que se están perdiendo algo. Parece que fuera de casa pasan cosas extraordinarias, que una conga gigante está esperándonos para unirnos a ella en una frenética algarabía que durara hasta el amanecer.
Por momentos, los chistes de Paco Roca tienen ecos de Seinfeld, más de Jerry que de Larry David, los creadores de la icónica sitcom de los 90's. Esa misma que el dibujante español, como los argentinos de otra sitcomic como 4 Segundos, tuvo como inspiración. Su humor también bebe mucho de la parte gráfica, donde los ojos y la mirada peculiar del protagonista son fuente segura de sonrisas.