La final de anoche del Clausura 2013 de la LigaMX fue, en verdad, emocionante.
Si bien la parte futbolística muy por debajo de lo que tenía que ser una final,
en el aspecto de “producir algo” en los aficionados no quedo a deber. Cuántas
cosas para mencionar que dejaron a más de uno en Nerviosismo Puro; las atajadas
de Moi Muñoz que quedaban ahí en el área a la deriva, la pelota que pegó en el
palo de la portería del América y todo se redujo a Momento en
cámaralentaNoséquéhacer, el gol de Aquivaldo y el de Muñoz que no se veía si sí
había entrado o no, el último penal…de Layún. Caray, se puso bueno el partido
la última hora.
Un tanto más despejado haré algo así como un análisis con
algunas opiniones sobre lo que pienso que fue la final en general.
La propuesta del Cruz
Azul
Desde la formación 4-5-1 que puso Memo Vázquez mandó el
mensaje claro “Vamos a aguantar el marcador otros 90 minutos”. Mucho se hablaba
que si Cruz Azul jugaba igual que en la final de ida —se la pasó esperando atrás
al rival— no le alcanzaría para derrotar al América que iría con todo al
ataque. Y así fue. Decepcionante que un equipo de la talla de Cruz Azul, ya no
se diga de un finalista, se haya plantado sin siquiera un indicio de querer
ganar una final ni liquidar al rival, porque oportunidades tuvo de sobra para
ganar el campeonato. Entonces se dedicó a esperar en su cancha a que el América
los atacara y en una de esas —que hubo varias— quedara mal parado para
contragolpearlo, cosa que también ocurrió pero no concretó ninguna de las
situaciones que tuvo.
La propuesta del
América
Miguel Herrera tenía claro que si quería ganar la final
tenía que ofender al contrario. Desde el inició lo hizo y hasta el final siguió
haciéndolo. El América se mostró como un equipo ofensivo —pero tampoco tanto
porque lo máximo con que llegaba al arco rival eran 4 atacantes, exagerando 5—
que buscaba constantemente el arco rival.
“El América ganó por
las ventajas de Cruz Azul”
Habrá quien para demeritar el título del América diga lo anterior.
No estoy de acuerdo, porque sí, el Cruz Azul prácticamente le regaló la final
al América pero me parece injusto decir que por eso la ganó este último, cuando
el América nunca dejó de intentar anotar los dos goles que necesitaba, si bien
no con mucha claridad ni imaginación sí mostrando ímpetu, ganas, huevos para
encontrarlo. Recordar que tenía un hombre menos que el Cruz Azul y hubo lapsos
del partido en que ni siquiera se notó esto, con un América dominando a un Cruz
Azul en su propia cancha.
Se me hace increíble que el Cruz Azul se haya plantado a un estadio como el Azteca a no proponer absolutamente nada y que así esperara llevarse la final. Y esto mismo lo hizo en Morelia con el Monarcas, tras un primer partido ahí sí irreprochable, en el que aprovechó el buen momento de juego que tenía y liquidó al rival, en un segundo partido no hizo nada, igual que con América se dedicaron a esperar. Para mi, —aunque todos los periodistas digan que Memo Vázquez es un muy buen técnico y quién sabe qué (supongo lo dicen por esos "códigos de respeto". O sea, hipocresía) pero que no supo controlar el partido—. No puedes decirle “buen técnico” a alguien que no transmite a sus jugadores la determinación, humildad de decirles “Aún no tenemos nada, hay que salir a jugar y matar el partido”. Sentí soberbia tanto de él mismo como de los futbolistas de Cruz Azul. No tuvo el carácter que se debe tener para afrontar una final y sobrellevar un partido que tienes ganado, y por último, alguien que no tiene autocrítica y dice que “jugaron un buen partido” —cuando es evidente que no fue así— no se puede afirmar de él que es “buen técnico”.
En los dos juegos los árbitros dieron cátedra de “Cómo hacer
un pésimo arbitraje”. En el primero, el árbitro que no sé ni cómo se llama no
quiso expulsar a Alejandro Castro ni a amonestar a otros cementeros. Y en el de
vuelta, Paul Delgadillo se quiso ver muy rudo sacándole la amarilla a Castro,
pero después lo pensó mejor y creyó que se había visto demasiado rudo sacándole muy
temprano la tarjeta a este y por tanto tomó una decisión exagerada
expulsando a Molina creyendo que con eso resolvería la tarjeta de Castro. Reflexionó
un poco y se dio cuenta que eso no le había resuelto la tarjeta de Castro.
Ahora ya había expulsado a uno del América. Entonces trató de emparejarlo y
empezó como loco a sacarle tarjetas a los cementeros. Después se tranquilizó en
el entretiempo, y comenzando el segundo observó que no traía las tarjetas pero
ya no se podía regresar a los vestidores en pleno partido, entonces marcaba
todas las faltas posibles para que nadie sospechara lo que le estaba pasando,
lo cual provocó que no expulsara tanto a Rubens Sambueza como a Jair Pereira
que se cansaron de mentarle la madre, pero es que ellos no sabían —nadie sabía—
que no traía las tarjetas. En fin, pésima calificación de faltas y nulo
criterio para las amonestaciones.
Jugadores para
destacar
En especial mencionar los nombres de Moisés Muñoz, con increíbles
atajadas que salvaron el partido, “El Negro” Medina, hubo un momento en que él
estaba solo en mediocampo robando y distribuyendo balones, y Christian Benítez
con un control mental, compañerismo, esfuerzo físico —hizo varios piques
imperdibles hasta la defensa para recuperar el balón— y creador de jugadas
admirables, un jugadorazo. Creo que esos tres hombres fueron clave cada quien
en su posición para que el América no bajara los brazos y siguiera intentando.
Pero, en general, el desempeño de todos los jugadores del América creo que es
para destacar. Nunca dejaron de intentar a pesar de que tenían que hacer un
trabajo doble durante casi todo un partido completo.
En cuanto a los de Cruz Azul, mis respetos para ese
porterazo llamado Jesús Corona que si uno observa es muy complicado meterle gol
bien —que no sea a balón parado o media distancia—, Luis Amaranto Perea, un
toro en todo el sentido de la palabra, nunca se cansó y siempre estuvo
apretando muy bien al rival, en especial a Benítez. Cosa aparte, el ir a
reconocer a cada jugador rival, y el “Chaco” Giménez, no andaba al cien por
ciento pero pese a eso no dejó de hacer fútbol, de los que daban la pausa y
quizá el más consciente en que tenían que enfriar el partido.
Pero bueno, una final de las que no se puede arrepentir y
decir “¿Cómo pude estar viendo esta porquería durante 90 minutos?”. Al
contrario, ahí queda para la historia. Una final imperdible y muy entretenida en
la que no ganó el América sino el buen fútbol, el ofensivo, el que propone y siempre va al frente.
("El Piojo" que se puso como loco durante los penales).